viernes, 27 de diciembre de 2019

UNA TORTUGA NUNCA OLVIDA


Un estudio de los doctores Tamar Gutnick y Michael Kuba, publicado en la revista “Animal Cognition”, que compila datos de una década de investigación. Entrenaron tortugas gigantes de Aldabra y Galápagos en los zoos de Viena y Zurich para realizar tres tareas de creciente dificultad a través de reforzamiento positivo. Primero se las entrenó para morder una pelota en el extremo de un palo y aprendieron a elegir un color concreto. Una vez entrenadas, y tras un periodo de descanso de tres meses, se regresó a las prácticas. No recordaban sus colores individuales pero aprendieron más rápido a elegir ese color en concreto. Es decir, empezaron a recordar. Tenían memoria residual.

Al visitar a las tortugas de Aldabra tras nueve años sin verlas en el zoo de Viena, las tres recordaban lo aprendido, mostrando memoria a largo plazo. Se descubrió que las que habían sido entrenadas en grupo aprendían más rápido que las que se entrenaron por separado.  Esto les sorprendió porque no son consideradas animales sociales. Pero al observar a otras tortugas, pueden recopilar información importante. Es una forma de aprendizaje social que no se conocía ya que se conoce poco sobre la cognición en reptiles.